Reseña de la serie Olympo de Netflix: ¿Deberías verla o saltártela?

La serie española Olympo llega a Netflix con la ambición de convertirse en el nuevo fenómeno del drama adolescente. Combinando deportes de alto nivel, intriga apasionada y suspense sobre el dopaje, esta producción promete muchísimo. ¿Pero cumple?
Olympo: La Élite, una versión deportiva que se centra en el impacto. Desde los primeros minutos, Olympo
presenta su escenario: un centro de entrenamiento para futuros campeones olímpicos. El Centro de Alto Rendimiento de los Pirineos se convierte en el escenario de todas las rivalidades. Entre las nadadoras sincronizadas Nuria y Amaia y las atletas Zoe y Yaiza, la tensión aumenta rápidamente.La serie adopta los códigos de La Élite
—que adopta por completo—trasladándolos al despiadado mundo del deporte profesional. Sexo, dopaje, chantaje: no se salva ningún tabú. Los cuerpos perfectos de los jóvenes actores se exhiben sin pudor, tanto en eventos deportivos como en escenas eróticas. Personajes estereotipados pero efectivos: Zoe, la atleta recalcitrante. Amaia, la perfeccionista obsesionada con el rendimiento. Nuria, el personaje misterioso que esconde un oscuro secreto. Los arquetipos son clásicos, pero funcionan. Clara Galle (Amaia) destaca con una presencia frágil y decidida.
El verdadero suspense proviene de las manipulaciones de los patrocinadores de Olympo. Su intrusión en la vida de los atletas crea una tensión palpable. Cuando Zoe es engañada para firmar un contrato, sentimos que la serie toma un giro más oscuro.
Sexo y deporte: la mezcla explosiva que es (un poco) excesiva.
Las escenas eróticas se suceden a un ritmo frenético. Entre los nadadores Diego y Roque, las tensiones entre Amaia y Cristian, y las fantasías de Zoe, Olympo no escatima en provocación. Algunas escenas enfatizan las personalidades de los personajes, mientras que otras parecen simplemente añadidas para generar expectación.
¿El verdadero problema? La serie lucha por encontrar su equilibrio. Entre el drama deportivo y las historias románticas, el tono oscila. Las subtramas (como la del rugby) lastran la historia en lugar de enriquecerla. Dopaje: La única sorpresa real El colapso de Nuria en la piscina marca un punto de inflexión. La revelación de un posible dopaje organizado por patrocinadores finalmente le da profundidad a la historia. Aquí es donde
Olympo
muestra su potencial: denunciar los excesos del negocio del deporte.
Es una pena que este tema solo se toque en el primer episodio. Esperemos que los episodios posteriores profundicen en este tema en lugar de multiplicar las payasadas intrascendentes. Veredicto: Una serie que se centra más en lo físico que en lo psicológico. Olympo
se asemeja a esos atletas demasiado buenos para ser honestos. El espectáculo está ahí, los cuerpos son perfectos, la estética está pulida. Pero como un velocista dopado, la serie carece de autenticidad. Las tramas se aceleran sin llegar a convencer. Para los fans de Élite y los dramas adolescentes, estará bien. Otros podrían encontrar la mezcla demasiado artificial. Queda por ver si la secuela cumple sus tentadoras promesas.
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